Esta semana a la salida del trabajo, oí aun niño decirle a su madre que no quería ir al colegio por la tarde porque en el armario de su clase vivía un monstruo que hacia ruido, se comía los bocatas para el recreo de sus compañeras/os y se llevaba sus juguetes favoritos peonzas, canicas, chapas y tazos.
Su madre contundentemente le respondió: Javí hijo, no te das cuenta que tu vas al colé por la mañana y por la tarde. ¡Los monstruos salen por la noche!
Javí se convenció de lo que su madre le dijo y esa tarde fue al colegio sin miedo, ya que el monstruo solo sale por la noche. A mí esa afirmación me hizo recapacitar y extrapolar esa situación a la vida amorosa de mi entorno y a la mía.
De aquí a un tiempo mí vida social y por tanto amorosa se ha empezó a mover en altas horas de la madrugada, seria por el cambio de ciudad o la incertidumbre de conocer gente nueva, por garitos del barrio gay por excelencia de Madrid.
Estas salidas daban como resultado una cartera proporcionalmente vacía al corazón de cada uno de los aventureros nocturnos.
En esta nueva etapa me encuentro rodeado de nuevos amigos, no mejores ni peores de los de mí querida Ceuta, sino diferentes. Con ellos ya me enfrente a nuevos y extraños Síndromes:
- El síndrome del novio satélite, este se caracteriza por parecerlos chicos que coquetean contigo y luego vienen con “tengo novio, en: (por ahora) Miami, Alemania, Rusia”. Aun así los afectados por este síndrome y siendo infieles constantes manifiestan su plena felicidad y enamoramiento de su “novio”.
- El síndrome de Jacinto Benavente, es sencillo y solo se da en el barrio de Chueca, gente que por motivos desconocidos siente una extraña e irresistible necesidad de correr, pero de correr como de si eso dependiese su vida. Sandor y yo hemos sido testigo más de una vez de esta reacción raruna.
- El síndrome de la cara de estoy oliendo vinagre, ya no se lleva eso de ser divertido, simpático y mostrar tu mejor sonrisa para conocer gente, sino todo lo contrario debes poner cara de “estoy oliendo vinagre”, imaginarlo, pues de ese modo en este ambiente conseguirás codearte con otros oledores de vinagre.
- El síndrome nudista, es muy pero muy común personas que te aparecen, sobre todo vía Web, simpáticos donde los haya e interesantes, cuando crees que has ligado y por que no decirlo triunfado te viene con:”quedamos para tomar un café desnudos”. Al menos yo, soy de los que no le gusta mezclar desnudez y líquidos calientes.
La cosa que tienen en común todo esto es que lo he ido descubriendo en horas nocturnas, estas rarezas y peculiaridades que con el pudor de la luz del día no se reflejan quizás con el manto de permisividad de la noche surgía, como los monstruos del armario o de debajo de la cama.
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