
Como era de esperar el día menos pensado volvería a viajar a la tierra de mi última conquista fallida, Madrid, y ese finde fue el día menos pensado.
Yo tenía las cosas muy claras no iba a quedar con alexm, lo veía demasiado pronto solo un mes después de haber roto sin motivo aparente, aparte tenía una gran lista de admiradores que querían conocerme y con ellos un sinfín de posibilidades por delante.
5 minutos antes de subir al avión aparecieron ese puto ángel y diablo sobre mis hombros, si era mi conciencia, el diablo me decía: no lo llames para qué?, conoce gente, ríete, olvídalo; mientras que el angelito: y si te lo encuentras por chueca, quedaras fatal, ¡llámalo dile que vas!.Mi conciencia no me convenció de llamarlo, tal vez por cobardía, pero encontré la solución perfecta un sms: “Ste finde voy a madri”. Después de esto tranquilidad y por delante 50 minutos de vuelo para llegar a la capital de española.
Y 50 minutos después… ya pueden desabrochar sus cinturones de seguridad, asegúrense de que su equipaje de mano no sea desplazado en los compartimentos superiores, la salida será por la parte delantera del avión, le agradecemos haber elegido nuestra línea de aeronaves y deseamos volver a verle… YA ESTABA EN MADRID.
Encendí el móvil y pi-pi sms, respuesta, “kdam pa cenar”. Me encontré con lo que no quería de sopetón, después de coger la maleta de la cinta, llegar a Gran Vía desde la T4 en metro, una ducha y haber colocado el equipaje le respondí con: “cm tu kiera”. Lo que le siguió, pi-pi, “a las 9 en P.callao”.
¿Cómo podía haber quedado sin querer?... Después de lamentarme, insultarme y maltratarme a mí mismo, me arme de valor y me dije Besador de Ranas debes ir perfecto, más guapo y simpático que nunca. Me prepare como si dependiera de ese momento la continuación de mi vida y a las 9 estaba en la Plaza de Callao.
Mientras oía mi IPOD Nano, una mano cálida toco mi hombro derecho, me gire y era él, alexm, mi pulso se acelero, mis oídos se ensordecieron para solo escuchar mis latidos, lo mire y me dijo:-Hola- Yo en una actitud muy diplomática alce mi brazo para darle mi mano, el la aparto y se fundió en mi en un abrazo, no pude evitar cerrar los ojos y olerlo mientras no sé porque se humedecían mis ojos.
-¡Qué guapo estas pequeñito!-, - Bueno estoy como siempre-, le respondí,-¿tienes hambre?- La verdad es que no era dueño de mi ser y no sabía lo que quería, -Pues no mucha-. Acabaríamos en el McDonald’s de la Puerta del Sol, sentados en la mesa me lanzo sin tapujos una cuestión:-¿Me odias?- , se hizo un instante de silencio,-Creía que sí pero me di cuenta que yo sentía otro tipo de sensación, que no era odio, tal vez frustración pero odio nunca, no puedo odiar nada-. Mi respuesta fue clara y contundente, el esbozo una sonrisa y me dijo en voz bajita:- Yo me odiaría-, no pude remediar soltar una carcajada.
Seguidamente me pregunto: -¿Qué canción te recuerda ahora a mí?- Yo sin vacilarle y sin titubear le dije: -La primera versión de LOVG-. -No sé cuál es- Me respondió, -La tengo en el reproductor, ¿la quieres oír?-, -Por supuesto-. Se puso uno de los auriculares y el otro me lo coloco a mí, acabando ese gesto con una caricia en mi mejilla.
Le di al play y mientras avanzaba la canción agarro mi mano y no aparto su mirada de mi persona.
-Es muy triste y alegre, un poco de sentimientos adversos pero ¿si tú quieres todo puede ser igual que antes?-.
A lo que respondí: -Cuando un jarrón se rompe y lo pegas puede parecer el mismo, pero no es así, sigue quebrado y si volviera a caerse se rompería aun más, cualquier cambio después de la primera versión hace que nada pueda ser igual.
-Para callarme sin rodeos me robo un largo beso e intento demostrarme que todo lo que su decisión rompió, podía seguir tal cual sin cambios aparentes.Pero en esta relación la distancia era lo que imperaba y el desasosiego iba agarrado de su mano, y es que si existe el amor imposible y las recaídas constantes hacia este.
Tal vez como dice mi amigo Ginsberg nunca lo olvidare, quizás las noches de agosto que mi cama se incendio junto a él fueron un error consumado, que cada vez que cierro los ojos y siento su olor, su calor, su voz sea una tortura innecesaria.
Y mientras los días pase por mi ventana y siga negando el aceptar que perdí, seguiré imaginando el azul de tus ojos mientras me pierdo en los labios de otros, no caeré en que mis besos te supieron a poco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario