Cuando no tienes las cosas claras, ni estructuradas y mucho menos marcadas derepente puede darse un giro que te haga cuestionarte millones de cosas y se te acabe planteando un dilema.
Un buen jugador de Risk sabe que no es inteligente posicionarse en más de un frente, pero yo no soy ni buen jugador, ni buen estratega. Así que de manera natural tenia abierto tres frentes:
Al Oeste se encontraba un virtual Príncipe Verde, procedente del país donde reside
De sentimientos puros, amables y claros, nuestro nexo de unión nacía a golpe de Skype y promesas de un encuentro lo más próximo posible.
Lo que creaba un manto de impotencia saber que los
Una relación toda complejidad desde el inicio hasta el punto y final, pero preciosa.
En el Este estaba el innombrable, prometí en nuestra primera cita no hablar de el directamente en este blog pero dar ciertas pinceladas de el no hará que pierda su anonimato, un par de cines en versión original, coqueteos en fraggel y una extraña atracción con objetivos adversos entre nosotros es lo que ha marcado nuestra relación.
De ojos vivos, carácter bromista y posicionamiento bidireccional en cuanto a las relaciones entre el y el resto de individuos de su entorno.
Valorándolo con frialdad podría ser más atracción sexual, hacia el innombrable, que otra realidad sentimental más común en mi persona.
Desde el Norte sin tapujos y con las cosas muy claras entro en mi vida, al que cariñosamente mis amigos llaman Ulfo. Un cantabro que aspira a que su vida sentimental pueda ser tan estable como la de una pareja hetero y sabiendo lo que quiere, supo que me quería y yo no dude en dejar que me conociera.
Grande en todos los sentidos, alto, de manos y brazos fuertes, de actitud muy viril, con problemas para entender mis expresiones de un marcado carácter sureño y con fácil proyección de futuro, lo cual debo reconocer que me da bastante pavor.
Se que quizás penséis que mi posición finalmente ha sido la fácil y la simple, pero haciendo caso a L.M. lo real esta por encima de lo virtual, a lo que yo añado, y a la esperanza de que cambie.
Y no creáis que llegar a esta conclusión ha sido fácil, estaba cubierto de dudas, miedos y complejos.
Justamente anoche fue cuando me di cuenta que estaba siendo sincero conmigo mismo, al ir al WC del garito Los 80 (en el barrio de Lava píes) por un instante me fije en mi sombra, la sombra que se proyectaba en los azulejos blancos del servicio y lo vi. Estaba tan bien que me gustaba mi sombra, no la veía ni más grande, ni ancha, ni alargada, era preciosa y perfecta para mí.
Y lo supe, cuando eres feliz hasta tu sombra se da cuenta y no puede evitar animarte para que continúes tal y como estas, abandonando así la absurda creencia de buscar el mundo de érase una vez y vivir una realidad.