
Los ojos no mienten, son el espejo del alma y el alma de Gon no podía engañarme al menos a mi no, por mas que el respondiese que si a mi pregunta de ¿eres feliz?.
Una persona que es feliz en pareja no deja que suceda lo que en hace unos instantes había pasado, ni da pie a que pase lo que en ese momento sucedió mientras yo me rendía desarmado ante el en mi colchón.
El no es un personaje nuevo en mi vida, el estaba antes de cualquier otro de este blog es más existía antes que creara este espacio de confidencias y yo el besador de ranas estaba sin palabras heridas, el tiempo se las había llevado, curando lo que se acabo convirtiendo en noche, oscuridad, tinieblas cada vez que el rondaba mi pensamiento.
Lo que quizás nunca le podre perdonar es el hacerme perdedor de una guerra de corazones, de un trio amoroso que inclino la balanza hacia el lado opuesto a mi fortuna y el sin miramientos diese de lado todo lo que me había prometido.
Durante mucho tiempo le castigue con el silencio, con una calma que rompía los sentimientos de cualquier corazón y es que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio y sino ponerlo en practica, os animo, ya que conseguir lo que es difícil que sea tuyo convierte lo imposible en tentación.
Y eso era yo para el pecado, un pecado que hizo realidad cada uno de sus deseos, deseos que no podría conseguir en otro lugar ni con otra persona que no fuera yo y su mirada no podía engañarme se arrepentía de su decisión pero ya era tarde.
Todo esto me llevo a pensar que no era la primera vez que me convertía en el amante de alguien y es que voy acabar por creer que hay más de uno con el trauma infantil del Petit Suitze "Dos Mejor Que Uno" y no es ninguna tontería pensarlo bien, tiene su lógica.
En cuanto a mi, más de uno/a diréis que clase de persona soy metiéndome en medio de una relación, pues soy un ser humano, otros pensareis que así no se consigue al Príncipe Azul, pues os diré que Gloria Trevi en unas de sus canciones en las que habla del amor dice que hay que liberarlo de alguien que les pueda hacer daño y sino seguiré el consejo de mi compañera de piso: "Unos se dejan por otros".